

Según las investigaciones de Javier Masías e Isabel Álvarez, nuestro ají de gallina deriva del “menjar blanc” catalán, crema principalmente dulce de la Europa medieval hecha a base de gallina o pollo, almidón de arroz, almendras y azúcar. Como sucedió en prácticamente todos los casos, al llegar a territorio americano, la receta fue “reinterpretada” y modificada, dando lugar a nuevas preparaciones.
Por un lado, derivó en el manjar blanco de leche (ya sin carne) y por otro, en una variante salada que terminó por dar forma a nuestro delicioso, famoso y querido ají de gallina. Las almendras fueron reemplazadas por pecanas, y se agregaron ingredientes como pan, especias, leche y, por supuesto, ají amarillo, perdiendo así sus toques dulces.
Más tarde, se empezó a servir como entrada con papa, huevo duro, aceitunas negras y, en algunos casos, queso parmesano y otros ingredientes. Hoy, es más común encontrarlo preparado con carne de pollo y como plato de fondo, acompañado de arroz blanco.
Guarnición de arroz blanco con choclo:
El ají de gallina es un guiso peruano elaborado con gallina deshilachada, aunque también se puede usar pollo. Además, se le agregan cebollas, ajo, almendras o pecanas, leche evaporada, papas y pimiento amarillo, lo que le da una textura cremosa y un sabor fuerte, ligeramente picante.
Se suele servir con unas rodajas de huevo duro y aceitunas negras y arroz blanco. Este plato es un gran ejemplo de la simplicidad que se convierte en un clásico de la cocina peruana, aunque su origen humilde se remonta a sus raíces catalanas.
El picante no es propiamente un sabor, como el dulce, salado, amargo y ácido. Químicamente, el ají no es sabroso, pero sí se disfruta con gusto. El ají pica por la presencia del alcaloide capsaicina, un irritante que produce dolor, pero al mismo tiempo placer. La capsaicina en dosis adecuadas estimula el apetito, da calor en el estómago y una sensación de placer tibio en el cuerpo, junto a una descarga de endorfinas causadas por el impacto del picante. También, consume más calorías de las que aporta.
Actualmente, muchos hogares prefieren pollo sobre la gallina para preparar este delicioso plato. La diferencia de precio entre ambos, la facilidad para conseguir el pollo y la terneza de la carne son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir. Independientemente de los ingredientes elegidos, no debemos dejar pasar la oportunidad de probar esta sencilla y sabrosa receta.
Y tú, ¿cómo preparas tu Ají de Gallina y con qué te gusta acompañarla? No dejes de probar nuestra receta.
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