Cebolla: ¿cuándo y cómo lavarla?
¿Quieres evitar el lagrimeo o un sabor muy intenso en la cebolla? Toma nota de estos consejos para que sepas cuándo y cómo lavarla.
La cebolla es uno de los principales ingredientes de nuestra cocina. Es indispensable en nuestros aderezos, caldos y salsas. Sea blanca o roja, hay que saber tratarla para evitar ese sabor intenso que a veces nos hace llorar o torcer el rostro en una mueca amarga.
Por eso, es bueno conocer las técnicas adecuadas para bajarle la intensidad a nuestra querida cebolla, para que nuestros ceviches y sarsas criollas nos queden bien. Y esto se logran solo con un poco de agua. Pero, ¿cuándo es oportuno o necesario hacerlo? ¿Cómo se deben lavar? Acá te lo explicamos.
Siempre hay que lavar la cebolla. Sí. Y te preguntarás por qué. Sucede que la cebolla, como otros ingredientes, crece en contacto con la tierra, y al momento de cortarla puede contaminar la tabla y el cuchillo (revisa nuestra nota sobre la contaminación cruzada), y posteriormente todo lo que entre en contacto con estos implementos. Sucede que en algunos supermercados las encontramos ya previamente lavadas, listas para usar, pero en el camino a casa se puede contaminar. Por eso, un pequeño baño tras pelarla no le hará nada mal. ¿Pero una vez picada debo lavarla también?
¿Cocida o cruda?
He ahí la diferencia. Si lo que vas a preparar es un plato cocido, no es necesario que laves la cebolla, y tampoco que deseches su corazón, porque todo eso le aporta sabor. Pero si vas a usar la cebolla cruda, digamos, para un ceviche, ensalada o en nuestra queridísima sarsa criolla, pues sí, hay que tratarla para bajarle ese sabor amargo o picoso. A menos de que te guste, claro.
La cebolla es clave en nuestra sazón, parte del aderezo de nuestra cocina criolla.¿Cómo lavar la cebolla?
La lavada de la cebolla se hace una vez que la has picado (acá hay tips para que no te haga llorar). Sea que lo hagas en juliana, con cortes gruesos o delgados, en cubitos pequeños o grandes, la lavada en agua fresca fría es clave para quitarle la intensidad a la cebolla. Puedes usar un bowl donde colocarás la cebolla y dependiendo de su “fortaleza”, y cambiar de agua una o dos veces, o pasarla por el chorro dentro un colador. Evita el agua tibia o caliente, así como la sal, ya que se puede marchitar o perder frescura. La idea es que la cebolla quede crocante siempre.
El agua fría ayuda a bajarle el amargor y picor a la cebolla cruda.¿Cómo conservar la cebolla?
El agua fría es la mejor amiga de la cebolla. Por eso, si te sobró un poco de tu preparación, puedes dejarla remojando en agua fría, y mejor aun con uno o dos cubos de hielo. Y claro, si la llevas a la refrigeradora, mantenla en un recipiente herméticamente cerrado, para no contaminar de olor a los otros productos que tengas guardados (mira nuestra nota sobre conservación de la cebolla).
Y a ti, ¿te gusta la cebolla cruda?