

La papa rellena es uno de nuestros platos más emblemáticos; una combinación de técnicas e ingredientes que ha ido evolucionando con el paso del tiempo y adaptándose a los distintos territorios y costumbres. Una papita rellena en el mercado, acompañada de salsa criolla, o con un poco de ceviche, como se acostumbra en el norte.
El origen de este noble plato es, como muchos otros de nuestro recetario criollo, incierto. Aunque no es difícil imaginar que antes de la llegada de los españoles en el siglo XV ya se acostumbraba procesar la papa y acompañarla con carne: de pescado o llama, como una causa.
Sin embargo, la papa rellena, tal como la conocemos ahora —frita y rellena de carne de res o pollo aderezadas— se fue gestando durante la Colonia, como un tentenpié de picantería o taberna. Tampoco es difícil imaginar a la vianderas ofreciendo papitas rellenas en las calles de la antigua Lima, tal como se ofrecían también los picarones.
Hay quienes sostienen que su origen estaría en las comunidades afrodescendientes; esclavos y esclavas, o libertos, por el tipo de aderezo usado para darle sabor a las carnes. Tampoco es descabellado asociar las papitas rellenas a las croquetas españolas.
La papa rellena es uno de nuestros platos más entrañables, hijo del pueblo y noble como él.
Lo cierto es que siempre fue un producto popular, incluso hoy; a pesar de que también han ganado terreno en los restaurantes más exclusivos, donde las podemos ver rellenas de las carnes más costosas y delicadas. Las hay rellenas de mariscos y verduras, de lomo saltado y ají de gallina; con salsas picantes y cremosas.
De hecho, todo se puede convertir en papa rellena, como sucede con los sánguches y las empanadas. De hecho, la papa rellena dio origen, a su vez, a las yucas rellenas de queso.
El secreto de una buena papa rellena es encontrar el punto justo de la masa, que permita manipularla sin que se deshaga. Hay quienes prefieren usar más papa blanca que amarilla, o al revés. El tamaño también es importante, porque una papa muy grande va a ser más difícil de armar. Por eso, es importante encontrar el punto justo de elasticidad y el tamaño correcto, para no perder sabor. Eso sí, asegúrate de que queden bien fritas por fuera.
La papa es uno de los alimentos más populares del mundo y también es una fuente de energía muy saludable, proporciona más vitaminas y minerales y menos calorías. Por ejemplo, 200 gramos de papas hervidas aportan el 20% de vitamina B1, el 14% de vitamina B3 y el 24% de vitamina B6 que necesitamos.
Además, la papa es rica en minerales: 200 gramos aportan el 8% de las necesidades diarias de selenio, el 22% de potasio, el 20% de flúor y el 14% de hierro. Gracias a sus propiedades nutritivas y su alto contenido en almidón, se compara con un cereal. Es rica en hidratos de carbono y contiene un 2% de proteína.
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