Te revelamos el secreto del sabor de las alitas de pollo

Las alitas tienen más adeptos que cualquier otra parte del pollo. ¿Qué beneficios tienen, por qué son tan ricas y cómo prepararlas? Un piqueo que te hace volar.

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alitas

Sabrosas, crocantes, económicas y fáciles de comer. ¿Para qué más? Quienes consumen pollo, aman las alitas y muchos, incluso, más que la pechuga y la pierna. Pero, ojo, no cualquier alita. Fuera de guisos u otras preparaciones habituales con pollo, las alitas suelen hacerse con recetas especialmente diseñadas para realzar su sabor y consumirse como piqueo. En Estados Unidos, por ejemplo, son famosas las búfalo, unas alitas picantes que nacieron en la década de 1960 en la ciudad de Buffalo y que durante el Súper Bowl —la final del fútbol americano— se venden por millones. ¿Qué es lo que las hace tan ricas? Aquí te contamos dónde reside el secreto de su sabor y cuáles son las mejores formas de prepararlas. ¡Chapa tu alita!

Alitas Búfalo, un clásico norteamericano especialmente en las noches de Super Bowl.   Alitas Búfalo, un clásico norteamericano especialmente en las noches de Super Bowl.

Las partes

Las alitas, debes saberlo, tienen tres partes. El 1) muslito, que es la parte que va pegada al cuerpo del pollo y es la parte más carnosa; le sigue la 2) parte media, que es lo que la mayoría de locales vende como alitas, y finalmente 3) la punta, que es la que queda como galleta en el pollo a la brasa. Hay quienes gustan de cocinar todo junto (en la parrilla por ejemplo), mientras que otros prefieren separarlas.

Los muslitos tienen más carne que la parte media y a veces conviene cocinarlos por separado.   Los muslitos tienen más carne que la parte media y a veces conviene cocinarlos por separado.

¿Y cuál es el secreto del sabor?

Las alitas son especialmente sabrosas por una combinación de elementos, como la presencia de huesos (que regulan y distribuyen la temperatura durante la cocción), de cartílagos y colágeno (que aportan un gusto especial que se impregna en la carne) y, por supuesto, de la piel (que además de dar sabor, aporta una textura agradable por ser bastante delgada). Por otro lado, la forma de las alitas hace que absorban bien las marinadas y aderezos, los cuales quedan alojados en sus hendiduras y pliegues.

Pero más allá de las características naturales de las alitas, para disfrutarlas al máximo hay que saber prepararlas. Las alitas deben ser crocantes y jugosas, una combinación que no siempre se consigue pues a veces las sobre cocinamos y quedan secas; o el pellejo no queda lo suficientemente crocante. El balance es clave, y para ello hay que controlar el fuego y el tiempo. Por ello se recomienda dividirlas en las tres partes que tienen y cocinarlas por separado. De esa manera tendrás presitas uniformes y podrás controlar la cocción. Recuerda, eso sí, que el pollo hay que cocinarlo bien, porque no hay nada peor que carne de pollo cruda. Finalmente, no las pinches ni las muevas mucho para que no pierdan sus jugos.

Ese balance entre lo crocante y la jugosidad hacen de la alita la pieza perfecta del pollo.   Ese balance entre lo crocante y la jugosidad hacen de la alita la pieza perfecta del pollo.

Valores nutricionales

Como hemos mencionado en esta otra nota, los valores nutricionales de un corte de carne de pollo varían dependiendo de la forma cómo lo prepares. No es lo mismo comer unas alitas al horno, que las mismas alitas fritas en aceite y empanizadas. Además, no es lo mismo comer una alita de un pollo de adulto que de un pollo bebé (las primeras serán más carnosas). Por último, las alitas casi siempre se comen con todo y piel, lo cual supone una mayor proporción de grasa. Pero bueno, para tener una referencia, veamos los siguientes valores que corresponden a 100 gramos de alitas crudas:

  • Calorías: 222 cal
  • Proteínas: 18,3 g
  • Grasas: 16,0 g
  • Colesterol: 77 mg
  • Calcio: 12 g
  • Fósforo: 132 g
  • Hierro: 0,95 g
  • Vitamina A: 44 ug
  • Vitamina B3: 9,18 mg
  • Sodio: 73 mg
  • Potasio: 156 mg
La fritura no es precisamente la forma más sana de comer alitas.   La fritura no es precisamente la forma más sana de comer alitas.

Ahora bien, ten en cuenta también que todo depende de dónde las comas. La sal, las grasas saturadas y el colesterol se disparan especialmente en las cadenas de comida rápida, así que la próxima vez que vayas a ordenarte una porción de alitas, piensa en lo que pedirás como acompañamientos —papas fritas, gaseosa— y en las calorías y azúcares acumuladas que esto puede suponer.

Asadas o al horno, son un método de cocción más saludable.   Asadas o al horno, son un método de cocción más saludable.

Recetas

Pero, bueno, ahora que ya sabes por qué esta parte del pollo es así de deliciosa, te presentamos nuestras mejores recetas con alitas. Prepáralas en casa y disfruta de un piqueo que nunca tiene pierde:

Receta de alitas BBQ
Receta de alitas agridulces
Receta de Búfalo wings
Receta de alitas honey mustard
Receta de alitas thai
Receta de alitas Bouchet
Receta de alitas con ajo y parmesano
Receta de alitas con sillao y mostaza

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