Pie de limón: receta fácil con solo cuatro ingredientes y en menos de 15 minutos
Disfruta de un delicioso postre casero con esta receta rápida y sencilla.


No hace falta ser un experto ni pasar horas en la cocina para preparar un postre delicioso. Existen recetas como esta que facilitan todo: en solo 15 minutos y con cuatro ingredientes, puedes preparar un pie de limón para la merienda.
Lo mejor es que esta receta es súper sencilla, perfecta para quienes están empezando a cocinar. La base se arma rápido y la crema se espesa por sí sola, así que no hay que preocuparse por complicaciones. Su mezcla de sabores dulces y ácidos encanta a todos y es el compañero ideal del café o el té en cualquier momento del día.
Receta de piel de limón
Ingredientes para el pie de limón
- Galletas de vainilla
- 100 gramos de mantequilla derretida
- Lata de leche condensada
- Jugo de 3 limones

Preparación del pie de limón
1. Para empezar este pie de limón rápido, primero tienes que moler las galletas hasta que queden bien finitas y mezclarlas con mantequilla para hacer la base. Después, bate la leche condensada con el jugo de limón hasta que la crema espese un poco.
2. Luego, echas esa mezcla sobre la base y lo metes a la refrigeradora por unos 10 a 15 minutos. Después ya está listo para servir bien frío, y le puedes poner ralladura de limón o un poco de crema batida para darle más sabor.
3. Así tienes un clásico pie de limón casero, que mantiene ese toque dulce con un toque ácido, pero sin tanto rollo ni tiempo en la cocina.

4. Si te gusta darle tu toque, puedes agregarle queso crema para que quede más cremoso, o armarlo en vasos individuales para una presentación distinta. También hay quienes le ponen yogurt natural o miel para suavizar el sabor y hacerlo más fresco.
Consejos para conservar en piel de limón
El pie de limón se puede mantener en la refrigeradora hasta por tres días, siempre que lo cubras con papel film, aluminio o lo pongas en un recipiente hermético para que no se seque ni se malogre, especialmente el merengue.
No es bueno llevarlo al congelador porque pierde su textura al descongelarse. Pero si te animas, puedes comerlo congelado, como si fuera una tarta helada.
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