Cómo usar el ajo para combatir el dolor de articulaciones
Un alimento muy utilizado en la cocina con propiedades naturales que ayudan a mejorar el estado de las articulaciones.
Evelyn Camarena
¿Sabías que este ingrediente que usas a diario en la cocina puede hacer mucho más que dar sabor? El ajo es un alimento que no solo es esencial en muchas recetas, sino que también destaca por sus increíbles propiedades medicinales. Aunque es bien conocido por sus efectos antioxidantes, antimicrobianos y por fortalecer el sistema inmune, lo que muchos no saben es que también posee un potente efecto antiinflamatorio. Este último, en particular, puede ser un gran aliado a la hora de aliviar molestias y dolores articulares.
Beneficios del ajo para combatir el dolor de las articulaciones
El ajo es una verdadera joya natural con múltiples beneficios que muchas veces pasamos por alto. Si tienes molestias en las articulaciones, este pequeño alimento podría ser un gran aliado.
Efecto antiinflamatorio
El ajo contiene compuestos como la alicina y el dialil disulfuro, que actúan como potentes antiinflamatorios. Estos ayudan a reducir la inflamación, uno de los principales responsables del dolor en las articulaciones.
Fortalece el sistema inmune
Al incluir ajo en tu dieta, estás fortaleciendo tu sistema de defensas. Esto puede ayudar a controlar respuestas autoinmunes que suelen afectar las articulaciones y provocar inflamación crónica.
Combate el estrés oxidativo
Gracias a sus antioxidantes, el ajo combate los radicales libres que dañan las células. Esta protección también impacta en las articulaciones, ayudando a mantenerlas en mejor estado por más tiempo.
Mejora la circulación
Una buena circulación es clave para que los nutrientes lleguen a donde se necesitan y para eliminar toxinas. El ajo favorece este proceso, lo que puede traducirse en articulaciones más nutridas y menos dolorosas.
Cómo consumir el ajo para obtener sus beneficios antiinflamatorios
La opción más potente es comerlo crudo, ya sea picado o machacado, preferiblemente dejando que repose unos 10 minutos antes de consumirlo para activar la alicina, su compuesto más beneficioso. Puedes añadirlo a ensaladas, salsas o incluso tomarlo con agua en ayunas. Otra forma popular es prepararlo en infusión, hirviendo uno o dos dientes en agua y combinándolo con limón o miel para mejorar el sabor.
Si prefieres algo más práctico, existen suplementos de ajo en cápsulas o tabletas, aunque es importante consultar con un profesional para asegurarte de que contengan una buena concentración del extracto activo. Y si el ajo crudo te resulta muy fuerte, no te preocupes: también puedes incorporarlo cocido en guisos, sopas o al horno. Aunque pierde algo de potencia, sigue siendo una forma efectiva y más suave para el sistema digestivo.
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