¿Cómo hacer mantequilla de maní?
Una receta sencilla para disfrutar de un insumo nutritivo y con mucho sabor.
Ingredientes para hacer mantequilla de maní:
Preparación:
- Tostamos ligeramente 500 gramos de maní pelado en una sartén.
- Colocamos el maní en una licuadora y procedemos a procesar.
- Hacemos pausas para remover y separar los maníes pegados a las paredes, y para que la máquina descanse un poco.
- Seguimos licuando mientras la fricción generada calienta el maní y hace que se empiecen a soltar las grasas que dan la textura de mantequilla.
- Cuando notamos que ya ha cambiado un poco la textura, agregamos una cucharadita de sal y, si deseas, de azúcar.
- Seguimos por unos minutos hasta alcanzar la textura cremosa deseada.
- Podemos también moler un poco de maní y agregarlo a la mantequilla para que tenga pequeños trocitos.
Y listo, una preparación sencilla que podemos untar en un pan o utilizar para potenciar el sabor de batidos y postres.
El maní es un producto rico en grasas buenas para el organismo, que contiene fibra, proteínas, minerales y vitaminas, y es bajo en carbohidratos.
El maní milenario
El maní es un alimento originario del continente americano y fue muy apreciado por los habitantes de los Andes en el pasado. Al parecer, su consumo estuvo muy extendido por todo este territorio y, en particular, en la costa norte del Perú, en donde se han hallado representaciones artísticas notables del maní.
Tal vez el ejemplo más refinado sea el del collar hallado en las tumbas del Señor de Sipán, hecho con 10 maníes de oro y 10 de plata. La presencia de este alimento como parte del ajuar del gobernante mochica revela el destacado valor ritual del maní para la sociedad norteña de la época.
Pero se tiene evidencia del consumo del maní desde mucho antes, por ejemplo, en sitios tan antiguos como Nanchoc, en la cabecera del valle de Zaña, en Cajamarca, hace unos 9 mil años; y también se conoce que hubo cultivos de maní en Los Gavilanes (Huarmey) hace unos 5 mil años.
Al parecer, el maní no solo era ingerido crudo, sino también tostado, triturado, sancochado y preparado, además, como chicha. En distintos sitios arqueológicos se ha encontrado la presencia de maní, sobre todo en zonas públicas vinculadas a banquetes o festines, lo que podría indicar que era un alimento de especial valor social.
Héctor Ibarra: Especialista en pastelería de la École Lenôtre y en arte culinario en el Instituto Paul Bocuse (Francia). Profesor del programa de Gastronomía PUCP.
Ana Cecilia Mauricio: Arqueóloga y profesora de la PUCP. Master en Ciencias en Estudios del Clima y del Cuaternario por la Universidad de Maine, PhD en Geoarqueología.
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