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¿La pechuga de pollo es tan saludable como dicen? Esto reveló un informe

Publicado en el “The New York Times”, este documento contiene las opiniones de distintos especialistas de las universidades de Michigan, Vanderbilt y Tennessee.

Conocer sus beneficios y preparar recetas deliciosas permite diversificar y enriquecer la alimentación.
Conocer sus beneficios y preparar recetas deliciosas permite diversificar y enriquecer la alimentación.
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Para aquellas personas que siguen una dieta estricta, en muchas ocasiones, su alimentación se basa en el consumo de una pechuga de pollo, acompañado de verduras. Y es que, una porción de 100 gramos de ello, contiene hasta 32 gramos de proteína.

Evidentemente esta característica, refleja las propiedades nutricionales de este corte de pollo. Por lo mismo, un grupo de expertos de las universidades de Michigan, Vanderbilt y Tennessee demuestran la relación que existe con la salud del organismo.

Aporte nutricional al organismo

De establecerse una tabla de las mejores fuentes proteicas de origen animal, sin duda la pechuga de pollo encabezaría la tabla. Heidi Silver, directora del Diet, Body Composition and Metabolism Core de la Universidad Vanderbilt, explicó al New York Times que el hecho de retirar la piel de la pechuga, maximiza la concentración proteica del alimento.

Así pues con sus 32 gramos de proteína, le saca ventaja a otras fuentes proteicas como el salmón del Atlántico de cultivo que tan solo brinda 22 gramos.

La pechuga de pollo destaca como una fuente superior de proteína, con hasta 32 gramos de proteínas.   La pechuga de pollo destaca como una fuente superior de proteína, con hasta 32 gramos de proteínas.

Cabe resaltar que la proteína cumple un papel importante dentro del desarrollo muscular. A la par, es el centro de producción de anticuerpos para combatir enfermedades y la síntesis de enzimas que mantienen los sistemas en funcionamiento.

Beneficio en ámbito de la salud

Además de todo ello, la pechuga de pollo contiene cantidades moderadas de ácidos oleico y linoleico. Siendo estas dos grasas que han demostrado beneficios para la salud cardíaca en recientes investigaciones.

Aunque a ciencia cierta no está comprobado de todo, lo real es sustituir carnes rojas y procesadas por una pechuga de pollo puede generar cambios visibles en la salud.

Pechuga de pollo para la concentración

Contar con una alta concentración de vitaminas del complejo B, resulta esencial para la producción de dopamina, serotonina y melatonina; aquellos neurotransmisores que regulan el estado de ánimo, el sueño, la atención y otras funciones cognitivas críticas.

Lee Murphy, instructor de nutrición en la Universidad de Tennessee en Knoxville, amplía la perspectiva sobre estas vitaminas, destacando su participación en la producción de ADN y su función en la transformación de alimentos en energía.

Él complementa esta información, señalando que las vitaminas B son necesarias para “la memoria, el aprendizaje, el procesamiento de palabras e información”.

¿Solo la pechuga de pollo es saludable?

¡Por supuesto que no! El especialista Silver aclara que otros cortes del pollo también brindan beneficios específicos. Por ejemplo, los muslos y las piernas presentan mayor contenido graso, pero compensa con niveles superiores de ciertas vitaminas y minerales como vitamina B12, hierro y zinc.

Sustituir carnes procesadas por pechuga de pollo puede mejorar la salud, gracias a su contenido de ácidos grasos beneficiosos.   Sustituir carnes procesadas por pechuga de pollo puede mejorar la salud, gracias a su contenido de ácidos grasos beneficiosos.

Si por un lado la pechuga de pollo administra la ingesta de proteína; las otras partes complementan con micronutrientes específicos.

Cómo preparar pechuga de pollo

Y si tanto hablar de pechuga, ya se te antojó una, te brindamos una receta sencilla y deliciosa para disfrutar tras un día de mucho esfuerzo:

Ingredientes

  • 2 pechugas de pollo sin piel ni hueso.
  • 2 cucharadas de aceite de oliva.
  • 1 cucharadita de ajo picado o en polvo.
  • 1 cucharadita de romero seco.
  • 1 cucharadita de tomillo seco.
  • Sal y pimienta al gusto.
  • Jugo de medio limón (opcional).

Preparación

    1. Limpiar y cortar las pechugas en láminas finas.
    2. Mezclar en un bol aceite de oliva, ajo, romero, tomillo, sal, pimienta y el jugo de limón.
    3. Con esta mezcla, empanizar las pechugas y déjalo reposar por unos 10 minutos.
    4. Calentar una sartén o plancha a fuego medio o alto.
    5. Cocina las pechugas durante 5 a 6 minutos o hasta que estén completamente doradas.
    6. Retira del fuego y deja reposar por unos minutos antes de servir.

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