Silicona en la cocina: ¿es tóxica y se derrite?

La silicona es uno de esos materiales que encontramos en todas partes, pero no sabemos exactamente de dónde vienen. La vemos en los juguetes que usan nuestros hijos e hijas, o la usamos para pegar casi todo. Y desde hace unos años, han ingresado a nuestra cocinas en la forma de utensilios de cocina: desde moldes de pasteles, pisos para objetos calientes, hasta hieleras. 

Sus beneficios respecto del plástico —que se quema y es contaminante— o algunos utensilios de metal —que puede dañar superficies— son evidentes, pero, ¿es realmente un material inocuo? ¿Realmente son tan maravillosos como sus productores afirman Veamos en detalle qué ofrece este compuesto y si es tan bueno como dicen.

¿Qué es exactamente la silicona?

La silicona es un polímero elástico elaborado con materiales sintéticos: oxígeno, hidrógeno, carbón y silicio (el elemento presente en la arena). La silicona no es lo mismo que goma o jebe, ya que este último proviene del árbol del caucho, del cual se extrae el látex. La silicona ingresó masivamente al mercado a fines de los años 80, y desde entonces su consumo solo ha aumentado, y hoy tenemos innumerables implementos de cocina o para la alimentación: desde biberones y platos, hasta guantes y moldes para hornear. Eso sí, hay siliconas y siliconas. ¿Cómo probar cuáles son las mejores? Dóblalas, y si surgen marcas blancas permanentes, no son 100% silicona.  

Las ventajas de la silicona

Son tres las principales ventajas de este material: su elasticidad, soportar altas temperaturas y ser antiadherente. Efectivamente, nadie puede dudar de la elasticidad de la silicona y lo útil que resulta, por ejemplo, para dar forma a algunas elaboraciones, como hielos o decoraciones de caramelo. Quienes tienen guantes de silicona para tomar cosas muy calientes —al hornear o en las parrillas— también pueden dar fe de que son una maravilla. Y hay pisos con hermosos diseños que quedan de maravilla en la mesa y donde uno puede poner una olla o sartén caliente sin problema. 

Donde no siempre cumple con las expectativas que promete es respecto de sus cualidades antiadherentes. De hecho, quienes trabajan con moldes para hornear hechos de este material saben que igual hay que engrasarlos, o usar papel manteca, según las preparaciones que hagan. Además, un buen pan no queda tan crocante ni se dora igual en un molde de silicona que en una olla de hierro fundido.

Otra ventaja de la silicona es que es fácil de lavar. Tal es el caso de las espátulas o brochas que se usan para hacer masas y hornear, o las “tapas” para cubrir alimentos o evitar que la grasa ensucie toda la superficie cercana al hacer una fritura. Para todo esto, digamos que la silicona cumple su cometido. Es práctica y tiene muy buena a apariencia.

¿Y es mala para la salud?

A fines de la década de 1970, cuando empezó a usarse, la agencia gubernamental de los Estados Unidos responsable de la alimentación y los fármacos (FDA), consideró que la silicona era, “en general, reconocida como segura”. Sin embargo, desde entonces no se han realizado más estudios al respecto, o muy pocos, que además no son de conocimiento público. También es cierto que tampoco han habido casos de efectos adversos por su uso.

Una de las criticas que se le hace a la silicona es sobre su toxicidad. De hecho, según un estudio, algunos productos empezaba a desprender ciertos compuestos tóxicos cuando eran expuestos a altas temperaturas (por encima de 150 grados Celsius). Por ello, se recomienda que, antes de usarlo, conviene “curar” ciertos implementos, como moldes o planchas. 

¿Cómo curarlos? Llévamos al horno a 220 grados centígrados por un par de horas. Luego deja enfriar y lávalos con agua corriente y lavavajillas. Un consejo más: seca bien estos implementos de silicona antes de guardarlos, para que no absorban malos olores o se manchen.

Finalmente, fíjate bien en la calidad del producto que vas a comprar; la silicona no es precisamente un producto de bajo costo, así que evita aquellos que no tengan certificación de calidad o garantía. Y si tienes alguna duda sobre su utilidad o seguridad, siempre puedes limitar su uso a implementos que se usen en frío, como hieleras o guantes de cocina, y no en aquellos que entren en contacto con fuego o alimentos. Al fin y al cabo, siempre tendrás el teflón y otros material antiadherentes.