Beber agua en ayunas y antes de comer: el simple hábito que mejora tu salud
Beber agua en ayunas y antes de las comidas tiene múltiples beneficios para la salud, incluyendo la mejora de la digestión y el metabolismo, según expertos en nutrición.


¿Por qué es importante tomar agua? A pesar de que se considere al agua como elemento fundamental para el organismo, son muchos las personas que limitan su consumo a uno o tres vasos por día. ¿El motivo? No lo consideran lo suficientemente importante más allá que una simple hidratación.
No obstante, la práctica constante de tomar agua en ayunas o incluso antes de cada comida puede influir directamente a las funciones vitales del organismo. Especialistas identifican que beber agua se relaciona con una mejor digestión y metabolismo.
Beber agua en ayunas: por qué es importante
Tras horas de descanso nocturno, el cuerpo pierde líquidos mediante la respiración, sudoración o incluso la micción. Por tanto, al despertar, el organismo se siente algo débil. En ese contexto, beber un vaso de agua para comenzar el día permite rehidratar las células, activar los órganos y estimular el metabolismo.

Con ello, el organismo estará listo para asimilar los nutrientes del desayuno. Asimismo, favorece una mejor absorción de las vitaminas y minerales.
Tomar agua antes de las comidas
Por otro lado, consumir agua previa a las comidas también es importante para la preparación del sistema digestivo. Mediante esto se estimula la producción de jugos gástricos, facilita la digestión y puede ayudar a prevenir molestias tales como la acidez, reflujo o el estreñimiento.
Según la evidencia científica, beber agua antes de las comidas ayuda a reducir la sensación de hambre. En otras palabras, se llena parcialmente el estómago lo que favorece la ingesta de porciones más pequeñas y evita el consumo de alimentación en exceso. Por lo mismo, promueve una alimentación más saludable.
Más salud para el organismo
El agua también beneficia la salud metabólica y renal, sobre todo en momentos clave como al momento de despertar. Su consumo habitual favorece la eliminación de residuos y contribuye a prevenir la formación de cálculos renales. En ese sentido, una hidratación adecuada mejora la circulación sanguínea y ayuda a regular la temperatura corporal.

Su impacto también se extiende a la piel y a la función cognitiva. Con una buena hidratación desde la mañana y a lo largo del día se refleja una piel más elástica, luminosa y menos propensa a la sequedad. Asimismo, se ha vinculado el consumo de agua con una mejor concentración, memoria y estado de ánimo.
Para acceder a estos beneficios se recomienda beber—por lo menos—un vaso de agua (200-250 ml) al despertar y otro vaso entre 20 a 30 minutos previos a cada comida.
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