Esta fruta mejora tu cerebro
Esta fruta no solo es deliciosa, sino también una aliada natural para mejorar la memoria y la concentración.


¿Te cuesta concentrarte? ¿Sientes que a mitad del día tu mente se apaga? Antes de ir por otra taza de café o una bebida energética, hay una opción más saludable, natural y deliciosa que tal vez estás subestimando: las fresas.
Un aliado natural para el cerebro
Más allá de ser protagonistas en yogures, postres o jugos, esta fruta roja tiene un efecto sorprendente en la memoria y la agilidad mental. Y lo mejor es que no necesitas semanas para notar la diferencia, su efecto es casi inmediato. Investigaciones recientes revelan que incluir fresas en tu dieta puede mejorar la claridad mental en solo unas horas.

Es el aliado ideal para quienes estudian, trabajan bajo presión o simplemente quieren sentirse más enfocados sin recurrir a estimulantes artificiales.
Beneficios de la fresa para el cerebro
El secreto de las fresas está en sus flavonoides, especialmente las antocianinas, responsables de su color rojo vibrante. Estos compuestos favorecen la comunicación entre neuronas, lo que se traduce en mejor memoria y mayor protección contra el desgaste cerebral con el paso del tiempo.

Además, las fresas están cargadas de vitamina C, antioxidantes y nutrientes con propiedades antiinflamatorias que ayudan a mantener el cerebro en equilibrio. Menos inflamación significa mejor rendimiento cognitivo.
Son fáciles de conseguir, accesibles y se adaptan a cualquier estilo de alimentación. Puedes comerla en una ensalada de frutas, mezclarla con yogurt o comerlas solas como snack.

Cómo lavar correctamente las fresas antes de comerlas
Las fresas, por su forma y su superficie porosa, son imanes para la suciedad. Pueden contaminarse en cualquier parte del camino: en el campo, durante la cosecha, en el traslado, en el supermercado… ¡y también en tu cocina! Y no estamos hablando solo de un poco de tierra: hablamos de bacterias como la salmonela, la E. coli o incluso parásitos.

Sigue estos consejos para disfrutar de fresas sin miedo:
1. Desecha las fresas dañadas
Lo primero que tenés que hacer es revisar una por una. Si tienen golpes, picaduras, están pasadas o se ven blanditas, es mejor descartarlas. Cuando una fresa está muy madura o rota, se convierte en puerta de entrada para microbios.
2. Lava correctamente las fresas
Primero, pásalas por agua corriente para sacar tierra o residuos visibles. Después, utiliza un cepillo suave con agua y unas gotitas de jabón neutro. Luego, sumergelas en una mezcla de agua con lejía (2 gotitas por litro de agua) durante 20 minutos. Así te aseguras de eliminar cualquier larva o huevos de parásitos que ni sabías que estaban ahí.
3. No le cortes las hojas a las fresas
Aunque es una práctica común retirar las hojas y parte de la base antes de refrigerarlas, las hojas de la fresa son como un escudo natural. Cortalas solo justo antes de comerlas.
4. Seca bien las fresas
Guardar las fresas húmedas puede acelerar la descomposición. Luego de lavarlas, escúrrelas, y después sécalas con un paño limpio o papel de cocina. Una vez secas, puedes guardarlas en la refrigeradora.
5. Prefiere fresas hidropónicas u orgánicas
Si bien las fresas orgánicas suelen ser un poquito más caras, valen la pena. Las fresas hidropónicas crecen sin tierra, solo con agua y nutrientes, y las orgánicas no llevan pesticidas.
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