

Lo que hace que los milkshakes de leche sean especiales es su consistencia dulce y espesa, que se logra al añadir helado. Se pueden combinar con una variedad infinita de ingredientes, siendo los más populares el chocolate, la fresa y la vainilla. Para satisfacer diferentes gustos, se han desarrollado recetas recientes pensadas para diabéticos e intolerantes a la lactosa, utilizando ingredientes como leche de soya, almendras, avena, entre otros.
El término 'milkshake' surgió por primera vez en Estados Unidos en 1885, aunque en sus inicios no era la bebida dulce y refrescante que conocemos hoy en día. Originalmente, los milkshakes eran un suplemento alimenticio nutritivo para bebés, elaborado con harina de trigo y malta. Con el tiempo, se fueron incorporando ingredientes como la leche y la crema batida, junto con jarabes de chocolate, fresa o vainilla. Sin embargo, su popularidad se disparó en 1922 con la introducción de refrigeradores y batidoras eléctricas. Fue entonces cuando un empleado de una farmacia en Chicago mezcló la bebida medicinal con dos bolas de helado, creando un postre con una textura ligera, espumosa y suave, y un sabor excepcional. Así nació una nueva versión de los milkshakes, que rápidamente se convirtió en favorita entre niños y jóvenes.
En Buenazo, te mostraremos cómo preparar un milkshake casero de fresa para que puedas disfrutar de una bebida dulce y refrescante.