Carne molida: cuidados que debes tener al consumirla

La carne molida es un ingrediente que puede emplearse de múltiples formas: en hamburguesas, albóndigas, arroz tapado o como relleno de una deliciosa lasagna. Definitivamente, es una carne muy versátil; sin embargo, a diferencia de la chuleta, el bistec o el asado, tiene más probabilidades de echarse a perder.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta es la siguiente: para obtener la carne molida se necesita de un aparato que procese la carne fresca, lo cual aumenta la exposición —de la pulpa triturada— al aire y a un conjunto de utensilios. Sin duda, es este procedimiento el que genera (en muchos casos) las condiciones necesarias para que la carne tome contacto con alguna bacteria o agente dañino para la salud.

Esto es lo que se conoce como contaminación cruzada y se produce de forma directa (cuando se transfieren microorganismos de un alimento a otro) e indirecta (cuando dicha transferencia ocurre tras la utilización de utensilios o superficies contaminadas). Pongamos un ejemplo: si en una moledora se coloca un trozo de carne en mal estado, las cuchillas se impregnarán de los residuos infectados, posibilitando la transmisión de bacterias a otras carnes. 

Para evitar dicho riesgo, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha elaborado una lista con las temperaturas de cocción recomendadas para distintos tipos de carne (incluida la molida). Esta entidad sugiere, además, que —luego de la cocción— se mantenga un tiempo de reposo antes del consumo. ¡Toma nota!

• La carne de res (en filete, asado o chuletas) requiere de una temperatura interior de 64ºC (145°F).
• La carne de res (en salchichas o molida) requiere de una una temperatura interior de 71ºC (160ºF).
• El pollo (entero o en presas) requiere de una una temperatura interior de 74ºC (165°F)

Recuerda: Si deseas verificar la temperatura de cocción correcta usa un termómetro digital para alimentos. Asimismo, ten en cuenta que el tiempo de reposo (se sugiere esperar 3 minutos antes del consumo) es importante para que el interior de la carne y los jugos se cocinen por completo. De esa manera, se eliminarán los agentes que podrían provocar una intoxicación alimentaria.

Otros consejos prácticos

Para evitar el riesgo de consumir carne contaminada, te compartimos algunos consejos que te serán de gran utilidad. ¡Comencemos!

• Refrigera la carne cruda en bolsas bien cerradas o en un táper hermético para evitar que tenga contacto con otros alimentos. 
• Emplea tablas de picar para usos específicos; es decir, utiliza una tabla para vegetales y otra para carnes.
• Prepara la carne molida —de preferencia— en los dos días posteriores a la compra (siempre que haya estado bien refrigerada).
• Adquiere un termómetro para alimentos, pues solo de esa forma podrás determinar si el interior de la carne ha alcanzado la temperatura de cocción correcta.

¿Cómo reconocer una carne molida de calidad?

Según Cristina Toledo, Ingeniera Alimentaria con especialidad en Gestión de la Calidad e Inocuidad de Alimentos, la carne molida (en buen estado) se reconoce por el color rosado y blanco (si tiene grasa). De ninguna manera, la carne debe presentar mal olor, un color marrón verdoso o un sabor rancio. La textura, además, no debe tener una consistencia gomosa.

Si pones en práctica estas recomendaciones podrás disfrutar, sin riesgos, de una deliciosa hamburguesa o unas exquisitas albóndigas. ¡Tú decides!