

Pan con pantano, se trata de una de las creaciones más recientes del ingenio culinario callejero limeño. Una combinación única que fue inventada, según las voces de la lleca, hace unos 30 años por el señor Alberto Ramos, un vendedor surquillano de comida al paso que se aburrió de vender pan con huevo y pan con salchicha y decidió ponerle a la fritanga, un toquecito oriental. El resultado, un sánguche levantamuertos que ha ganado popularidad poquito a poco, a la inversa de lo que toma prepararlo. Porque eso es precisamente lo que uno busca en este sánguche humilde, pero sincero: velocidad y contundencia. No me vengan con vainas.
Pero más allá de cuándo y dónde se creó —unos dicen 30 por acá, otros 50 más allá—, nos importa saber dónde se vende este manjar obsceno, que combina de la manera más descarada el huevo frito, la salchicha y un puñado de verduras frescas dentro de un pan francés. Aunque no es tan popular como las salchipapas o el pollo broaster, el pan con pantano va ganando adeptos en las esquinas más populares y activas de la ciudad, en especial tras caer la noche.
Para hacerlo en casa, necesitamos un pan del día, crocante, y por supuesto, huevos frescos y buenas salchichas (evita, por favor, las fosforescentes), y un buen puñado de frejolito chino, y cebolla y tomate en juliana salteado con sillao y las especias que más te gusten. Ojo: no dejes que el frejolito y la cebolla se cocinen demasiado. El gusto está en que queden tiernos y crocantes, para que aporten textura al huevo y la salchicha. Obviamente, puedes reemplazar estos últimos insumos, como lo hacen los vendedores ambulantes, por lo que más gustes: milanesa, lomo saltado e incluso, mariscos. Después nos agradeces.
Si quieres algo más ligero, puedes servirlo sin salchicha.