Cómo quitarle el sabor intenso a la cebolla sin que deje de estar crocante
Te contamos cómo aplicar este truco para que quede con un suave sabor, pero una textura firme.


La cebolla es un alimento que forma parte de muchos platos, potenciando su sabor a través de aderezos o simplemente incluyéndose en tortillas, guisos, ceviches o ensaladas. El problema surge cuando pruebas una porción y el picor invade la boca y hasta cambia el sabor del plato. Lo que casi nadie imagina es que no hay que cocinarla para volverla más amable, hay trucos que suavizan ese golpe sin quitarle el “crunch”. En esta nota te lo revelamos.
3 trucos caseros para bajarle el picor a la cebolla
Primer truco
Remojarla 30 minutos en agua con hielo. El frío frena parte de la actividad enzimática y el agua arrastra gran parte de los compuestos azufrados. ¿El resultado? Una cebolla mucho más amable, pero con esa textura firme y crocante que tanto sirve en ceviches, tiraditos o ensaladas.

Segundo truco
La sal absorbe agua y, con ella, los compuestos responsables del ardor. Lo que debes hacer es mezclar la cebolla con sal, la dejas reposar unos minutos, la enjuagas con agua fría y luego la presionas un poco para sacar el exceso. Este método es muy útil cuando la cebolla va en preparaciones donde la textura puede ser más flexible, como guisos o marinados.

Tercer truco
Jugar con el contraste de temperaturas. Alterna enjuagues con agua fría y agua caliente, tres veces. Ese cambio brusco desnaturaliza enzimas que generan los compuestos azufrados y, al mismo tiempo, no rompe la estructura celular. Es decir: neutraliza el golpe, pero conserva el cuerpo.

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