Gelatina: ¿qué tan saludable es?

Este postre tan popular se consume como un refresco y forma parte de las dietas hospitalarias. Pero, ¿realmente es tan bueno?

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    gelatina

    La gelatina quizás sea el postre más popular en nuestro país. La encontramos en las esquinas de los semáforos de nuestras principales calles y avenidas, saciando la sed de conductores y viandantes. Es también el postre más recurrente en miles de menús económicos y no falta, nunca, en las fiestas infantiles

    La vemos también en las dietas líquidas que nos recomiendan consumir cuando tenemos alguna afección estomacal. De hecho, forma parte de la comida que nos dan en los hospitales cuando estamos convalecientes.

    Entonces, ¿cómo es que una golosina, muchas veces con el octógono que marca a los productos con exceso de azúcar, puede ser sinónimo de salud? ¿Realmente es un postre que podemos consumir todos los días? Hablamos con la nutricionista Marcie de la Torre, para que nos aclare esta paradoja nutricional.

    Siempre presente en las fiestas infantiles.    Siempre presente en las fiestas infantiles.

    ¿Qué es la gelatina?

    La gelatina, técnicamente, no es otra cosa que colágeno saborizado y azucarado. Este colágeno proviene de la piel, huesos y tejidos de animales como el cerdo o la vaca, ricos en esta proteína. Como tal, se solidifica —coagula, cuaja— a bajas temperaturas, y se vuelve líquido en el calor. Por ello, nuestro cuerpo lo asimila como si fuera una proteína, que tiene múltiples beneficios para la salud de nuestros tejidos y funcionamiento general de nuestro organismo. 

    Por otro lado, también es cierto que la gelatina, por tratarse de un producto industrial, contiene edulcorantes y sustancias que es preferible evitar en exceso. Entonces, ¿cuál es el equilibrio en el consumo de este producto? 

    La gelatina es de consumo cotidiano en nuestro país, y muy económica.   La gelatina es de consumo cotidiano en nuestro país, y muy económica.

    Beneficios de la gelatina

    Para Marcie se la Torre, “el balance es fundamental. Creo que es importante no satanizar ningún alimento ni producto, porque a veces estos mismo son los que nos ayudan”. Por ejemplo: 

    1. En recuperación

    En un proceso viral o infeccioso estomacal, tan común en el verano, una gelatina pese a toda su azúcar, es super fácil de digerir, desinflama el sistema digestivo y da ese placer que a veces necesitamos cuando estamos enfermos. Pero no solo es buena para procesos estomacales. Se recomienda como parte de la recuperación general, debido a que, el/la convaleciente suele necesitar energía y proteínas de forma rápida. La gelatina actúa casi de inmediato porque es muy fácil de digerir.

    La gelatina forma parte de las dietas hospitalarias.   La gelatina forma parte de las dietas hospitalarias.

    2. Como hidratante

    En estos meses de verano, muchos conductores de colectivos, taxis y transporte público, y en general, las personas que rebajan muchas horas en la calle, necesitan hidratarse y consumir mucha energía. Para ellos, la gelatina es casi una inyección de “combustible”, que los mantiene hidratados y frescos. Eso sí, hay que tener cuidado con la higiene de estos productos de venta ambulatoria. 

    3. Fuente de proteína

    Para muchas personas, la gelatina es una fuente de proteína, energía y agua de fácil acceso y consumo. Aunque parezca una golosina cualquiera, la gelatina también es beneficiosa para el desarrollo, por ejemplo, de niños. 

    En el verano, la gelatina refresca, hidrata y aporte energía y proteína, pero hay que cuidar su consumo innecesario.   En el verano, la gelatina refresca, hidrata y aporte energía y proteína, pero hay que cuidar su consumo innecesario.

    El exceso, siempre el exceso

    El problema surge cuando una persona come gelatina en su menú diario, pero no tiene un consumo energético equivalente, por falta de actividad física. Esas calorías que nuestro cuerpo no “quema”, y que absorbe de la gelatina en forma de azúcar añadida, no es precisamente lo mejor para su salud. Por eso, hay que tener cuidado con los excesos.

    Y tú, ¿qué tan seguido comes gelatina?

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