

El pan, de forma redondeada, con su distintivo aroma a mantequilla y su textura esponjosa, se destaca como uno de los más deliciosos a nivel mundial. Aunque existen diversas variedades de brioche, como el pan de leche o el pan de molde, nuestra preferencia indiscutible recae en aquel elaborado con generosa cantidad de mantequilla.
La preparación de este tipo de masas requiere paciencia, ya que la presencia de mantequilla ralentiza el proceso de fermentación. Es precisamente esta fermentación lenta la que garantiza una textura tierna e incomparable, así como una masa intensamente aromática. Si te aventuras a hacer pan en casa por primera vez, descubrirás que presenciar el crecimiento de la masa es casi una experiencia meditativa, convirtiéndose en el plan más relajante para un domingo por la mañana. A diferencia de otras masas más simples, esta tiende a ser bastante pegajosa, por lo que se recomienda el uso de una amasadora para su preparación. En caso de no contar con uno, puedes comenzar con otras masas menos complicadas, como un exquisito pan de hogaza casero que no requiere amasado.
Este pan resulta ideal para disfrutar en el desayuno, ya sea acompañado de sabores dulces o salados. Su delicioso sabor se mantiene tanto al salir del horno como al tostarlo unos días después, aunque es poco probable que te sobre alguna rebanada.