Peruano pasó de trabajar en una transnacional de tecnología a triunfar con su restaurante en México
Eduardo llegó a México por asuntos laborales y luego decidió abrir su propio restaurante de comida peruana, que hoy se ha convertido en uno de los más visitados por los mexicanos.


No es novedad que la gastronomía peruana cautive a todo turista que la prueba. Cada vez son más los restaurantes y cocineros que buscan replicar la sazón de los platos tradicionales, y muchos de estos tienen historias de peruanos que, gracias a su esfuerzo, lucha y dedicación, lograron abrir su empresa de comida para difundir y compartir su cultura culinaria. Uno de ellos es Eduardo Sarmiento, un peruano que dejó la industria corporativa para aventurarse en el mundo de la cocina. Actualmente triunfa con su negocio y ha ganado reconocimiento en la Ciudad de México.
Del mundo corporativo al rubro de la gastronomía
El peruano Eduardo Sarmiento, llegó a México en el 2015 para trabajar en una empresa transnacional de tecnología. Pasado el tiempo, tomó la decisión de arriesgarse y apostar por abrir un restaurante peruano que lo denominó Lima 700. Su proyecto gastronómico ha logrado ganar un espacio en tierras mexicanas, puesto que la calidad, sabor y autenticidad de sus platos le ha permitido ganar fama y cada vez más seguidores entre los locales.
Es importante mencionar que Eduardo nunca abandonó su trabajo en la empresa transnacional, sino que lo dejó de lado temporalmente para poder enfocarse en su nueva objetivo laboral.
¿Cómo decidió abrir su restaurante?
Su decisión de abrir un restaurante peruano fue gracias a su hermana que tenía un restaurante en Guatemala y atendía a clientes mexicanos. Ella afirmaba que “al mexicano le gusta la comida peruana", lo que impulsaría a Eduardo a poner en marcha su nueva aventura culinaria. Por coincidencia, en 2015 tuvo la oportunidad de viajar a México para laborar en una empresa transnacional y en 2017, decide convertir una casa antigua de 1914 a su establecimiento Lima 700.

Si bien Eduardo no tiene una carrera como chef profesional, su gusto, amor y pasión por la comida le dieron una visión de lo que quería para su propio negocio. Además, su antiguo trabajo le permitió conocer muy bien a su público objetivo, los mexicanos. "Yo soy un buen comensal, me encanta comer, porque yo creo que en un restaurante es importante saber cocinar, pero también saber degustar la comida", comenta.
Una anécdota que recuerda Eduardo es que durante el partido de Perú vs. Nueva Zelanda, en un día atendió a más de 200 peruanos en el segundo piso de su local. Este evento ayudó que más personas descubrieran y apreciaran la comida peruana en México.
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