Pan de muerto: Un dulce tradicional para celebrar el Día de Muertos

Muchas festividades alrededor del planeta están asociadas a algún plato popular; por ejemplo, en el Perú, la procesión del Señor de los Milagros –realizada durante el mes de octubre– tiene un vínculo directo con el consumo de dulces tradicionales como el turrón de Doña Pepa. De igual manera, en México, el Día de Muertos –festejado el 2 de noviembre– se celebra colocando en la mesa el célebre pan de muerto. 

De acuerdo al calendario litúrgico, el 1 de noviembre se festeja el Día de todos los santos y el 2 de noviembre se conmemora el Día de todos los difuntos. Estas festividades se celebran con pasacalles, música y –sobre todo– con diversos alimentos como tamales, dulces y bebidas. De hecho, en México, el Día de Muertos ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad y, al ser una celebración sincrética, reúne costumbres prehispánicas con elementos de la religión católica.

Los altares y ofrendas

Durante los dos días de fiesta, se cree que las almas de los difuntos pueden volver a visitar a sus seres queridos. Por eso, el pueblo mexicano instala altares con ofrendas en sus casas, calles y parques. Los altares se decoran con flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar, incienso y el famoso pan de muerto; además, de las cosas que les gustaban al muerto: una comida, algún objeto, y por supuesto, una foto de la persona fallecida.

Pan de muerto

El pan de muerto es un pan dulce que se prepara en todas las panaderías mexicanas los días previos a la celebración. Cada región o comunidad lo hace de manera distinta en cuanto a su forma y tamaño. En algunos lugares tiene la silueta de personas o medias lunas. En el Distrito Federal, se acostumbra prepararlo redondo, con masitas de pan en forma de huesos y cráneo y espolvoreado con azúcar. Además, suelen comerlo acompañado de una taza de chocolate. 

Este pan dulce está hecho de harina de trigo, huevo, levadura, mantequilla y agua, y aromatizado con anís y ralladura de naranja. Tampoco es raro encontrar versiones más sofisticadas (o de autor) que llevan frutas y cremas. 

De hecho, en nuestro país, así como en buena parte de la región andina, también es costumbre preparar un pan dulce para la misma fecha, pero lleva otro nombre. ¿Sabes cuál es? En el Perú los llamamos guagua, wawa o tanta wawa, y también son ofrendas para los muertos. Una costumbre que ha traspasado fronteras y que une a los pueblos latinoamericanos. 

¿Por qué se llama pan de muerto?

El origen del pan de muerto se remonta a la época de la Conquista, cuando los españoles, conmovidos por los sacrificios humanos en las ceremonias religiosas de las culturas indígenas, elaboraron un pan de trigo cubierto con azúcar de tonalidad roja que simbolizaba el corazón y la sangre del sacrificado.