
Café instantáneo: ¿vale la pena consumirlo?
El café instantáneo no es el preferido de quienes se han especializado en la preparación de esta bebida; sin embargo, ¿deberíamos dejar de tomarlo?
El café molido está relacionado con un tipo de consumidor que busca disfrutar –principalmente– de dos atributos del grano tostado: el sabor y el aroma. El café instantáneo (o soluble), por su parte, se caracteriza por ser un producto práctico y fácil de preparar.
En nuestro país tenemos una larga historia con el café. De hecho, producimos muy buen café; el llamado café de especialidad, que crece en condiciones especiales que mejoran sus atributos organolépticos y benefician a miles de pequeños caficultores. Estos cafés son lo contrario al café instantáneo, su antítesis, dirían baristas y catadores, así como aficionados a los placeres del café recién molido. Pero solo representan el 25% de nuestro mercado cafetero local. En cambio, en casi todas las cocinas peruanas hay una latita, pomo o sachet de instantáneo.
Pero, ¿son realmente tan opuestas estas dos maneras de tomar de café? ¿Acaso el café instantáneo es malo para la salud? ¿Deberíamos dejar de tomarlo?

¿Qué es el café instantáneo?
El instantáneo es el resultado de una extracción. Granos de café —no de la mejor calidad: variedad robusta, principalmente— que son tostados y molidos para luego pasar por agua caliente —extracción— y tener como resultado una bebida: café. A esta bebida se le extrae el agua (hay procesos fríos y calientes) y lo que queda son estos cristales o polvillo que —a veces mezclados con azúcar— solo requieren agua para convertirse en el café de la mañana, tarde o noche. ¡Voilá!

Beneficios del café instantáneo
Todos los estudios indican que en lo que respecta a sus efectos en el organismo, el café instantáneo no difiere mayormente del café procesado fresco preparado por un barista en una cafetería de especialidad (grano molido al instante antes de pasar por el método preferido: cafetera italiana, francesa, máquina de espresso, etc.). De hecho, el polvillo que disolvemos en agua caliente contiene tantos antioxidantes como el café más caro del mercado internacional. Y es muchísimo más barato.

¿Más o menos cafeína?
Donde sí hay una ligera diferencia es en la cantidad de cafeína que contiene uno y otro. El café instantáneo contiene un poco menos: entre 30 y 90 mg. En el instantáneo frente a 70 y 140 del “natural”. En ese sentido, quienes quieran consumir menos cafeína —porque son sensibles a esta sustancia—, deberían optar por el instantáneo, ya que de esta forma es más fácil controlar el consumo diario.
Pero, ¿y el sabor?
En esto no ha habido punto de comparación hasta hace relativamente poco. Los amantes del café siempre han defendido las bondades organolépticas del café en grano: su sabor complejo, profundo. Basta ver las notas de cata de los concursos para ver que es posible encontrar en una taza aromas a frutos secos y rojos, frutos tropicales y confitados, chocolates y tofi. Las variaciones son infinitas, pues en el resultado final entran en juego muchas variables: tipo de grano, cosecha, fermentación, secado, tostado y método de elaboración.

Mientras que con de café instantáneo, opinan los defensores del grano, el resultado es casi siempre el mismo: un café plano, sin complejidad, siempre igual al anterior y al que vendrá. Es como ver en dos y tres dimensiones. Sin embargo, esto está cambiando recientemente, con la aparición en el mercado de cafés instantáneos especiales. Si aún no los vemos en el mercado local, solo es cuestión de tiempo.
Lo que sí es cierto es que, sea cual sea el que tomes y cuanto, si tomas café diariamente tendrás menos riesgo de muerte por cualquier causa. Es decir, el café salva vidas, aunque según los estudios, el instantáneo un poco menos.

Y a ti, ¿cuál es te gusta más?
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