3 técnicas para afilar tus cuchillos en casa
Afilar el cuchillo es una práctica clave para tu comida y tu seguridad. Aprende los mejores métodos para mantener tu cuchillo siempre con filo.


El cuchillo no es una herramienta más, es la extensión del brazo del cocinero. Gracias al cuchillo, el itamae entrega cortes precisos que redundan en la belleza de sus platos y su oficio. Gracias a este pedazo de metal, el carnicero hace cortes precisos en la res o cerdo, y si no fuera por un buen cuchillo tipo machete, las pollerías perderían tiempo valioso cortando los pollos. Además, un cuchillo con buen filo evita movimientos bruscos o el uso excesivo de fuerza, que es una de las causas de accidentes en la cocina. Por eso, aquí te ofrecemos unos tips para que tu engreído de la cocina nunca te falle.
1. La taza de cerámica
Si no tienes un afilador en casa, puedes usar la técnica casera de la taza, pero no cualquier taza. Tienes que usar la base de una taza de cerámica como si fuera una piedra de afilar. ¿Cómo se hace? Frota el cuchillo en un ángulo de 20 grados de inclinación. No es una herramienta profesional, pero te sacará de apuros. Palabra de cocinero.

2. El afilador manual
En los últimos años han aparecido estos afiladores manuales que tienen unas aberturas por donde se pase el filo del cuchillo. Algunos tienen dos aberturas con paredes convergentes de un material similar a la piedras o la cerámica; la primera sirve para sacar un filo grueso, y la segunda, para afinarlo. Son muy prácticas, pero el filo que sacan no es precisamente el mejor.

3. La piedra
La piedra es la mejor amiga del cuchillo, pero hay piedras y piedras. El secreto: la finura. Son como las lijas, que las hay de distinto grosor, dependiendo si quieres lijar o pulir. Las piedras más finas pulen el metal del cuchillo hasta hacerlo capaz de cortar papel con facilidad. Eso sí, antes de usarla, hay que remojarla en agua unos 10 o 15 minutos. A diferencia del afilador manual, que hace todo el trabajo, con la piedra necesitas una técnica más delicada. Al igual que con la taza, tienes que sobar el filo en un ángulo de 20 grados, por ambos lados, con firmeza y sin cambiar el ángulo. Esta herramienta se usa una vez al mes, aproximadamente.

Bonus: la chaira
La chaira no es un afilador, es un corrector del filo. A diferencia del afilador manual y de la piedra, la chaira no desgasta el metal, solo corrige el filo. Lo bueno es que puedes usarla todos los días, y a cada rato si lo deseas. Además, la encuentras en muchas tiendas por departamentos, mercados y tiendas de implementos de cocina. Es muy fácil de usar y tiene efectos inmediatos. Y al igual que la piedra y la taza, debes pasar el cuchillo en un ángulo de 20 grados.

¡Ah! Recuerda que siempre debes lavar el cuchillo luego de afilarlo, para eliminar restos de metal que quedan la hoja.
¿Y el afilador callejero?
Aunque se trata de un oficio noble que ha trascendido generaciones, el afilador callejero puede considerarse nefasto para el metal de los cuchillos debido a que su mecanismo es demasiado rudimentario y la piedra que usan demasiado gruesa. Si bien todos los métodos desgastan el metal de a pocos esta rueda se lo “come” demasiado rápido. Pero, como también se trata de ayudar, no nos olvidemos de que siempre tenemos algún cuchillo tosco o una tijera que le podemos encargarle cada vez que pase por casa.

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