

En la parte baja del Este de Manhattan, Nueva York, se forjó en el año 1890 un postre: el sándwich de helado. Astutos ambulantes, con creatividad e ingenio, unieron una capa de helado de vainilla entre dos galletas rectangulares, dando vida a este dulce manjar. También conocido como "alfajor de helado", conquistó paladares desde sus inicios y se convirtió en uno de los postres más anhelados por todos.
En la receta, destaca la vainilla, una especia venerada desde la antigüedad. Este ingrediente, en diferentes formatos como líquida, en polvo o al natural, aporta no solo su distintivo gusto, sino también beneficios para nuestro organismo. Los aztecas no solo la adoraban por su irresistible aroma y sabor, sino también por sus propiedades digestivas y estimulantes.
¿Deseas experimentar esta explosión de sabores en tu boca? Presta atención a esta receta rápida y sencilla.