¿Cómo reducir los pesticidas en las frutas y verduras?

A inicios de setiembre salieron a la luz los resultados de los análisis realizados por un equipo independiente a una muestra aleatoria de productos frescos —hortalizas y frutas— provenientes de cuatro mercados de Lima. La conclusión: la mitad de las muestras contenía residuos de agroquímicos por encima de lo apto para el consumo humano. ¿Quiere eso decir que la mitad de nuestros productos agrícolas están contaminados?

No exactamente. Se trataba de una muestra que no necesariamente es representativa de la situación actual de nuestros productos agrícolas. Pero sí debería despertar una alerta general en todos los niveles: al estado, a través del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) para asumir su rol acorde con la Ley; al productor, para realizar su trabajo con compromiso social y responsabilidad ambiental, y al consumidor, para cambiar su comportamiento respecto de su alimentación y exigir que se cumplan las normas.

Es un tema de seguridad alimentaria que no debemos tomar a la ligera, porque nos afecta a todos.

¿Qué son los agroquímicos?

Son productos químicos de uso agrícola que se aplican en determinados cultivos para usos distintos: eliminar insectos o plagas; mejor la productividad, enriquecer la tierra, etc. Los hay con niveles altos de toxicidad —etiqueta roja— y con mínima toxicidad —verde—. Lamentablemente, en nuestro país no todos los agricultores pueden acceder a los productos menos tóxicos –por costos–, y lo que es peor: el uso de los plaguicidas de etiqueta roja muchas veces se realiza sin seguir las normas uso. Además, hay productos que reciben más de 10 agroquímicos.

Poder residual de los pesticidas en las frutas y verduras

Según Luis Gomero, agricultor orgánico y presidente del Consorcio Agroecológico Peruano, el problema de los pesticidas radica en su poder residual, es decir, el tiempo que el químico permanece activo en las plantas. Los hay sistémicos, que afectan al producto completo, y exteriores, que están en la superficie –cáscara–. El problema es que ciertos cultivos se fumigan con productos que tienen un poder residual largo, y llegan al consumidor días después. Esto sucede con gran parte de las hortalizas y legumbres. Y lo peor es que tiene efectos nocivos tanto para quien consume como para la tierra y el agua.

¿Se pueden identificar los agroquímicos?

Hay algunos químicos que se pueden identificar, sí. Eso sucede, por ejemplo, con la cebolla china. Pasa tus dedos por sus tallos y si se machan de azul, quiere decir que esa cebollita ha sido recientemente fumigada. Eso también pasa con el brócoli. Lamentablemente, la mayoría de los químicos son imperceptibles, tanto por su ausencia de olor como visualmente.

¿Qué hacer para eliminar los pesticidas?

Una solución es lavarlos con abundante agua y posteriormente secarlos bien, pero no siempre es efectivo. Una forma de eliminar estos químicos es lavarlos con agua y bicarbonato (1 cucharadita por taza de agua). Bastan unos pocos minutos para lograr los efectos deseados, pero con cuidado de no pasarte, para evitar cambios en la textura y el sabor de los productos.

Los productos orgánicos

Otra solución es consumir frutas, hortalizas y legumbres que provengan de la agricultura orgánica, sea que tenga certificación o realice prácticas amigables con el medio ambiente. Felizmente, en la actualidad los productos orgánicos –certificados– o que provienen de prácticas amigables con el medio ambiente son cada vez más accesibles, a través de mercados donde el consumidor puede comprar directamente al productor. Así ambos se benefician: el consumidor, porque puede acceder a productos con conocimiento de su origen y trato, y el productor, que recibe a cambio un precio justo.

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